Ropa Deportiva y Supermercado

¿Cómo se sentirá ser una señora joven, delgada, en ropa deportiva nueva y de marca que va al supermercado los días de la semana a las once la mañana? Bajar a tus hijos antes de las ocho de la mañana en la escuela y sentir que empieza gran parte de tu día sin compañía más allá de la propia. A veces toman café y el desayuno con sus amigas o con otras mujeres que comparten la misma situación de vida –por elección o por deber ser- Hablan de frivolidades, profundidades, pero hablan, tienen el tiempo de socializar, de ser buenas o malas amigas, buenas o malas hijas, buenas o malas mujeres. Se cuidan, hacen ejercicio –o al menos eso se entiende por la ropa deportiva- algunas realizan los deberes de la casa, los hijos y marido, otras tienen ayuda para evitar esas actividades banales, pero todas visten ropa deportiva para ir al supermercado los días de la semana a las once de la mañana.

Soy una mujer que aprendió y decidió distinto, tuve el ejemplo de abuelas y una madre trabajadoras, fuertes, responsables, independientes y tiernas a la vez. He trabajado para lograr lo que tengo, he sido afortunada con la familia que nunca suelta mi mano y los amigos que me impulsan. ¿Ha sido fácil? ¡Nunca! Decidir en esta sociedad ambigua con respecto al rol de la mujer es sumamente complicado, nunca hay términos medios, si eres trabajadora significa que descuidas a la familia, si estás dedicada al hogar, desperdicias tus oportunidades laborales y si desempeñas ambas, no das una en ninguna. Así es nuestra realidad.

Ha habido momentos en mi vida en los que mi trabajo me ha permitido tener mucho tiempo libre para dedicarlo a mí misma, a esas pequeñas actividades que me alegran el interior, leer, escribir, visitar un museo, platicar horas con mis amigos, hornear galletas y decorarlas con enorme paciencia –esa que regularmente pierdo con facilidad-

Hace ya muchos años, más de quince, decidí que viajaría por lo menos dos veces por año, no importaba cómo, ni el lujo, ni la distancia, lo importante era enfrentarme a nuevos lugares, nuevas comidas, personas, ¡aprender! Puedo decir que afortunadamente lo he logrado, he visto los atardeceres más hermosos, he mojado mis pies en aguas de diversas partes del mundo, he disfrutado del bosque y sus inigualables sonidos, me he contagiado de la vida y la naturaleza. He tenido que hacer muchos sacrificios, tal vez más de los que puedan imaginar, incluso he tenido que tomar decisiones muy personales y duras con la finalidad de vivir la vida que decidí vivir. Hoy es distinto, mi vida profesional intenta frenar esta vida que disfruto y me hace mejor persona, sí, fue también una decisión, todo se basa en decisiones, así que me cuestiono si es momento de volver a decidir, a cuestionar lo que he logrado, lo que tengo, lo que quiero y lo que no quiero. Lo que es relevante.

Todo se desató al mirar a una de esas mujeres en su ropa deportiva de marca haciendo el “super” a las once de la mañana, no es el hecho de vestir ropa deportiva de marca, es el tiempo para lucirla en el supermercado, es el tiempo personal, no importa si lo inviertes comprando el mandado o leyendo un libro en el parque, lo relevante son las opciones, ¿tenemos opciones? ¡Por supuesto! ¡Es cuestión de decidir!

Y así empieza de nuevo este deporte extremo que suelo practicar, cuestionarme, cuestionarme hasta el cansancio si estoy haciendo lo que quiero hacer, lo correcto, lo vital, lo necesario para ser feliz. Se trata tal vez de una serie de preguntas sin respuesta o tal vez sólo de un deporte extremo  que me lleva a mantenerme viva.