Notas de viaje

Nuevamente tomé mis maletas y salí de la rutina, hasta el día de hoy ha pasado ya un poco más de una semana, ya siento en el paladar esa extraña sensación que provoca el recordar el sabor de un clamato bien preparado o de unas papas de la cerve.
Estoy de visita por Suiza, famoso país de relojes, chocolates finos, quesos, vacas lecheras, navajas y cuentas de banco abundantes. Y pues sí, no puedo dejar de afirmarlo, parece un lugar perfecto, rodeado de una naturaleza apabullante y que corta la respiración. Hay algunas líneas que me gustaría reflexionar, he estado observando durante estos días a las personas, la arquitectura, la comida y me da vueltas en la cabeza lo siguiente:

            Es un país altamente civilizado, y de acuerdo con la Real Academia Española, “civilizado” tiene que ver con un alto nivel cultural en las personas y con la mejora de la formación y comportamiento de las mismas. Y lo afirmo, es un país altamente civilizado. Les podrá sonar gracioso, pero estuve por cinco días acampando en un lugar precioso rodeado de naturaleza en el que se lleva a cabo cada año un festival de música muy famoso en gran parte de Europa, Open Air en San Galo. Durante estos cinco días conviviendo con más de treinta mil asistentes por día (promedio) tuve que acudir a los mismos baños que el resto de las miles de mujeres que acudieron. Es una verdadera sorpresa la higiene y limpieza en los baños después de horas de recibir mujeres borrachas, sobrias, “entachadas”, “viajando”, etc. ¡Civilizado! Y con esto me refiero a las personas en general, al usuario, no había un batallón de limpieza esperando a que los baños estuvieran sucios para limpiarlos, ¡no! Creo que con una fiesta en casa (en mi rancho) termina el baño mucho más sucio. ¡verdaderamente impresionante!

            No, no acampé sola, me acompañaba de un grupo de amigos que se conocen ya de hace mucho tiempo, casi todos con pareja, me dieron una lección de la salud mental de las mujeres y la libertad con límites que ejercen los hombres. Trataré de describir las escenas para ver si logro transmitir mi asombro con tono de felicidad. Escena 1.-Nos encontramos todos parados disfrutando de la música al aire libre, están todos allí con sus novias al lado o en frente, da igual; uno de ellos choca accidentalmente con una chica que está a su lado, ambos sonríen y empiezan a platicar, él le quita los lentes de la cabeza y divertidamente empiezan a reír y burlarse uno del otro, mientras la novia del chico sigue disfrutando del concierto sin inmutarse, volverse loca, convertirse o exorcizarse, tampoco lo pellizca. Escena 2.- Nos encontramos todos sentados debajo de nuestra lona rodeados de casas de campaña, tomamos cerveza, platicamos y  alguien del grupo tiene la grandiosa idea de sacar un libro muy simpático en el que se rellenan espacios en el texto semi completo con frases como tu color favorito, la comida que más disfrutas, además de los datos personales claro está, como nombre, edad, etc. Entonces, ellos y ellas empiezan a gritarle amablemente a las mujeres que pasan cerca preguntándoles si quieren contestar el libro “sobre los amigos”, varias se detienen, se sientan a platicar un poco, completan las hojas del pequeño libro y siguen su camino, algunas más se quedan por más tiempo y hasta se toman una cerveza con el grupo. Las novias, ríen, sacan plática a las mujeres que simpáticamente se detienen ante un grupo de desconocidos y todo se da en un ambiente saludable, sí, ¡saludable mentalmente hablando! ¿qué necesidad hay de enloquecer de celos? Si me ayudan a hacer un ejercicios mental, imaginen estas dos escenas en cualquier ciudad de México o me atrevo a extenderlo a casi todo Latinoamérica, ¿qué pasaría? ¿cuál sería la reacción de la mayoría de las mujeres? Creo que hay dos opciones principales: 1. El novio no vuelve a salir a la calle ni solo ni acompañado porque el mundo está lleno de “zorras cazadoras” 2. Ya no hay más novio.

            Caminamos hacia la estación de autobuses para ir a la ciudad más cercana, “en tres minutos debemos estar allí” me dijeron, y yo pensé un poco cínicamente, ¡sí claro! Y ¡zaz! ¡Que llega exactamente a la hora programada! Hay un pequeño pizarrón electrónico que marca los minutos restantes para que determinado autobús llegue a la estación y también dibuja un pequeño camioncito cuando el autobús se encuentra allí. Ya saben, son transportes con clima artificial, wi-fi, asientos cómodos y muy limpios. La puntualidad es impresionante, pero además, hay un pequeño letrero que me parece muy interesante, dice en pocas palabras que a la persona que se le sorprenda viajando sin tener una tarjeta de autobús cargada, es decir con crédito para pagar su pasaje, se le aplicará un multa de hasta 100 Francos Suizo. No sé si fui clara, ¡no se paga al subir al autobús! Sólo te subes trayendo contigo la tarjeta de transporte pre-pagada y lo más increíble es que no hay nadie que esté verificando que efectivamente las personas que toman el autobús hayan pagado por el servicio.

Seguiré tomando notas…




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