Roma (la ciudad, no la película ☺) y el Vaticano
Esta Navidad recibí un regalo misterioso, una linda tarjeta
me informaba que iríamos de viaje a un destino sorpresa para pasar algunos días
de vacaciones y recibir el año nuevo, sin más detalles mi esposo me dijo las
fechas y que sería una ciudad en Europa, lo que significa empacar chamarra,
zapatos cómodos y resistentes a las bajas temperaturas, gorro, bufanda y hasta
„guarda pedos“ como les llamaba mi abuela. ¡Por supuesto que la curiosidad me
invadió! Pero es la primera vez que mi esposo no se auto sabotea cuando me
tiene una sorpresa, esta vez en verdad había mantenido el secreto, así que,
bajo ninguna circunstancia quería provocar que se le escapara el nombre de
nuestro próximo misterioso destino.
Un día antes de irnos de vacaciones estábamos en la cocina
platicando y viendo nuestros calendarios buscando una fecha para recibir en
casa a una amiga cuando de pronto me dijo: „pues del 30 al 4 estaremos en Roma
entonces tiene que ser después..“ Y así, sin más, fue revelado el secreto,
nuestro destino sería Roma, una ciudad
que habíamos planeado ya varias veces visitar pero por una razón u otra
no lo habíamos conseguido, así que brinqué de la emoción y empecé a abrir mis
aplicaciones de viajes para buscar los lugares más interesante, restaurantes
económicos y de comida regional, boletos para museos, tours gratis; debo
aclarar que soy una de esas personas que necesita un plan antes de viajar, me
gusta descargar mapas, leer comentarios, ver fotografías de otros visitantes y
comprar con antelación boletos para lugares que generalmente son muy
concurridos. Por lo regular nos gusta hacer un tour al día o visitar algún
museo o monumentos y dejar el resto del día libre para caminar por las calles
de las ciudades y disfrutar de la cultura local. Así que, siguiendo esta línea,
compramos algunos boletos y reservamos tours (aprovecho para hacer un pequeño
paréntesis y hablar un poco sobre los tour gratuitos -nosotros los conocimos
gracias a un par de amigos mexicanos que estuvieron viajando por acá- se
ofrecen en prácticamente la mayoría de las ciudades turísticas de Europa, estos
recorridos se pueden hacer en casi todos los idiomas, te llevan a recorrer los
puntos más interesantes de las ciudades y te explican sobre la cultura e
historia de los mismos y al final remuneras al guía con la cantidad que tú
quieras. Todos los tours que hemos hecho hasta ahora han sido muy interesantes
y divertidos, es una gran manera de conocer y aprender de la historia, cultura
y costumbres además de que siempre te dan recomendaciones de deliciosos y
económicos restaurantes ).
Y tan sólo unas horas después se llegó el día, aterrizamos
en Roma y yo me sentía muy emocionada, hacía ya mucho tiempo que había deseado
estar allí y por fin lo haría.
Empezamos el día desayunando en el restaurante del hotel y
después tomamos nuestro primer recorrido „Tour Clásico Roma“ caminamos por las
frías calles escuchando al guía hablar de la fabulosa y antiquísima historia de
esta increíble ciudad, vimos ruinas, obeliscos, monumentos y cuando menos lo
pensé dimos vuelta a la esquina y allí estaba, imponente, abrazando a todos sus
visitantes con una memoria imposible de recorrer en este texto, el gran
Coliseo. Es mucho más grande de lo que me lo imaginaba y es prácticamente
difícil de concebir que siga en pie después de ¡casi dos mil años! Bueno, no
estoy escribiendo este texto con fines histórico/educativos así que dejaré un
poco de lado lo mucho que aprendí y les contaré más sobre lo que experimenté al
estar allí. Como es de esperarse había muchísimas personas visitándolo por
dentro y por fuera, nosotros entraríamos hasta en un par de días así que
disfrutamos del recorrido exterior y la gran narrativa de nuestro guía
(mexicano, por cierto) , tomamos algunas fotos e incrementamos nuestra
curiosidad por ver su interior.
Después del tour fuimos a comer a uno de los restaurantes
que el guía amablemente nos recomendó, ¡Oh Italia, podría comer absolutamente
todo el día tus deliciosos platillos! ¡Qué comida tan rica! Tenía serias dudas
de pedir un „simple espagueti“ pero ¡ha sido el mejor espagueti que he comido
en mi vida! Tenía un poco de salsa de tomate, trozos de tocino y parmesano, su
sabor no tenía nada de simple como sus ingredientes. Por supuesto que tuve que
honrar la hora de la comida con un delicioso tiramisú y un espresso.
El resto del día caminamos recorriendo la zona centro de la
ciudad, es bastante impresionante, por donde camines encuentras ruinas,
monumentos, arcos, museos e iglesias majestuosas. Descargamos una aplicación
con audio guías, así que pasamos el resto de la tarde caminando y escuchando la
historia de cientos de puntos interesantes que invaden esta ciudad.
Volvimos al hotel para templarnos un poco y prepararnos para
recibir el año nuevo, decidimos buscar un lugar lindo donde cenar (sí, yo ya
quería comer otra vez) y después ir a las afueras del Coliseo a esperar el año
dos mil diecinueve disfrutando de los fuegos artificiales.
Sin reservación previa fue un poco estresante encontrar
donde cenar, finalmente encontramos un pequeño restaurante típico y por su
puesto que no nos defraudó.
Un poco antes de las doce de la noche caminamos hacia el
Coliseo, en las calles se podían comprar botellas de vino espumoso y copas de
plástico, gorros, antifaces, globos con luces dentro y muchas cosas más para
festejar el fin del año y la entrada del nuevo, sin embargo nosotros que
pensamos no necesitamos de nada de ese tipo de cosas seguimos caminando sin
comprar nada, esperamos alrededor de diez minutos y cuando faltaba un minuto
para las doce se nos ocurrió que sería buena idea comprar una botella y algunos
antifaces para celebrar, ¡claro que ya no encontramos nada! entonces llegó la media noche e ¡iniciaba así el año dos mil
diecinueve!
Fue bastante emocional para mí, me encontraba allí de frente
a una de las construcciones más antiguas del mundo viendo como tronaban sobre
ella los fuegos artificiales , ¿Cuántos eventos han pasado a sus alrededores?
¿Cuánta gente ha estado allí? Si el Coliseo pudiera hablar ¿qué nos contaría? Por
unos minutos todo se volvió un cómodo silencio (sólo en mi mente claro está), me
sentí completa y absolutamente privilegiada, agradecida y más aún de estar allí
de la mano del hombre que comparte mis sueños, mis ojos se humedecieron, entonces
volví a escuchar el ruido a mi alrededor, a la gente brindando, sonriendo,
cantando, abrazándose. Por un instante me pregunté ¿Qué decisiones he tomado en
la vida que me han traído hasta aquí? ¿Han sido las correctas? ¿me arrepiento?
Y entonces sacudí mi cabeza para dejar escapar estos cuestionamientos tan filosóficos
y volver a disfrutar de la fiesta en las calles romanas.
Día 2
Nos levantamos un poco más tarde así que perdimos el
desayuno incluido en la tarifa de nuestro hotel, hoy nos lo tomaríamos con
calma ya que prácticamente todo estaba cerrado. Salimos a buscar un lugar donde
almorzar/comer, sonaría redundante volver a decirles lo deliciosa que fue la
comida, así que lo omitiré, lo que sí debo decir es que me propuse probar el
tiramisú en cada restaurante que visitáramos, bueno específicamente para la
cena o la comida. Este día aprovechamos
para caminar por los lindos y fríos callejones, entrar a cada iglesia que se
atravesara en nuestro camino, de las cuáles debo de decir, que uno no espera mucho
de su interior cuando ve sus fachadas, pero prácticamente todas las iglesias en
Roma son majestuosas, repletas de oro y mármoles de diversos colores, pinturas
(frescos especialmente) y lujo, mucho lujo. A ratos recorríamos la ciudad
conectados a nuestra audio guía, nos mirábamos para comentar a señas lo
impactante de las historias que estábamos escuchando, encontramos otros barrios
que no habíamos visitado y llegamos finalmente al Circo Magno en donde se
llevaba a cabo la fiesta de la ciudad de Roma con motivo de la celebración del
año nuevo, inspirada en la luna, celebrando los 50 años de la llegada del
hombre a este satélite natural. Es importante mencionar que esta es una ciudad
muy cultural, la decoración y el sentido de la fiesta era estéticamente y
artísticamente bello, había presentaciones musicales en las calles,
proyecciones, una mujer en el aire sostenida por un globo gigante mientras
danzaba y así, muchas expresiones de ese tipo, todo hecho con gran calidad. Así
terminamos ese día, entre cultura, arte y música.
Día 3
En nuestro tercer día nos levantamos temprano, desayunamos y
caminamos motivados hacia el Coliseo ya que lo visitaríamos por dentro,
habíamos comprado con anticipación nuestras entradas así que no tuvimos que
hacer las largas filas que se extendían en su exterior. Lo que vi fue
impactante, la forma en que esta construcción ha sobrevivido casi dos mil años,
los múltiples usos que se le ha dado, -fue hasta recinto religioso (católico)- pero
lo más interesante de todo es ver como era tras era, generación tras generación
la humanidad siempre lo ha utilizado como un símbolo de poder y dominio y no es
para menos, es una construcción impresionante, sin embargo me hace reflexionar
sobre la necesidad que tenemos de “ser más” de imponernos ante otros, de
dominar. La historia se repite y se repite cientos de veces, si estudiáramos a
detalle los hechos que han ocurrido en cualquier parte del mundo encontraremos
que siguen estas mismas líneas y al parecer no hemos aprendido mucho de la
historia. En sus inicios el Coliseo reafirmaba la frase “al pueblo pan y
circo” curiosamente en esos años la
gente disfrutaba de ver cómo las personas eran asesinadas y no en la ficción
sino en la realidad.
A salir del Coliseo entramos a visitar el “Foro Palatino”
¡el cuál es inmenso! caminamos y caminamos entre ruinas y un viento gélido que
quemaba nuestra cara, lamentablemente no logramos terminar de verlo todo antes
de que lo cerraran. Corrimos a comer y después me fui sola a visitar un museo
con una gran exposición temporal de uno de mis artistas Pop favoritos, Andy
Warhol, había expuestas más de 170 de sus obras y lo que me enloqueció es que
tenían muchas de las fotografías instantáneas que él tomaba para luego
convertirlas en obras plásticas. Toda una sala llena de fotografías de Versace,
Armani, Mick Jagger, travestis,
trabajadoras sexuales, entre muchas otras. Playeras, portadas de discos, música…
El Vaticano (Día 4)
En nuestro cuarto día visitamos el país más pequeño del
mundo, el Vaticano es la sede de la iglesia católica, quienes me conocen bien
saben que desde hace ya muchos años (20 aproximadamente) decidí abandonar la
iglesia que me fue inculcada desde la niñez y tomé las filas del ateísmo –así
es, me considero atea, no significa que haya dejado la iglesia porque no me
satisfizo, por sus escándalos de pederastia o por no querer confesarme, no, no
es así, soy atea, pero ese es tema de otro escrito- sin embargo considero que visitar
el Vaticano es un “deber ser” independientemente de las creencias religiosas,
sus museos resguardan la mayor cantidad de obras de arte sacro en el mundo, sin
dejar de lado por supuesto la famosa Capilla Sixtina y los frescos de Miguel
Ángel. Así que llegamos, me pareció un poco más pequeño de lo que me imaginaba,
pero su fastuosa riqueza se aprecia desde su entrada, el mármol enmarca
prácticamente cualquier rincón de este estado. Inicialmente habíamos decidido
visitarlo por nuestra cuenta, compramos boletos de entrada sin guía pero al
llegar nos dimos cuenta de que las filas para ingresar individualmente eran
interminables, así que allí mismo intercambiamos nuestras reservas por unas en
grupo para que todo fuera un poco más rápido. Empezamos ingresando a los museos
del Vaticano, el edificio es arquitectónicamente muy bello, y en su interior se
encuentras algunas de las piezas de arte romano más importantes así como de
arte religioso como lo mencioné anteriormente, sus largos pasillos repletos de
lujo y gente son prácticamente imposibles de recorrer, no se puede apreciar ni
el arte ni la arquitectura cuando la masa de gente te va moviendo de un lado al
otro, mientras más nos acercábamos a la entrada de la Capilla Sixtina, peor era
el amontonamiento y la claustrofobia. Finalmente pudimos ingresar por esa
minúscula puerta que conecta los museos con la capilla más famosa del mundo y
allí en su techo cóncavo está unas de las obras de arte más reconocidas: La
Creación de Adán de Miguel Ángel. Imagínense que entran a un espacio
rectangular con una longitud aproximada de 40 metros y en su alto y lejano
techo abovedado aproximadamente a 20 metros de altura, todo el recinto repleto
a su máxima capacidad por personas intentando apreciar el magnífico trabajo de
este gran artista renacentista. La gran cantidad de gente me iba moviendo
lentamente y yo trataba todo el tiempo de sostener la mirada hacia el techo
para ver a detalle –dentro de lo posible- esta obra, sin embargo la
aglomeración lo hace muy difícil, es prácticamente imposible desconectarte de
la multitud y los constantes gritos de los guardias recordándole a la gente que
está estrictamente prohibido tomar fotografías –según nos explicaron más
adelante una empresa japonesa cubrió parte de los millonarios gastos de la
restauración de las obras dentro de la capilla y exigió los derechos, por 3
años, de toda fotografía o video de estas obras de arte, por lo que se hizo la
prohibición, hoy en día se mantiene esta
restricción-. Si quieren pueden crucificarme o mandarme a la hoguera por decir
que me decepcionó tanto la capilla como la organización del Vaticano en cuanto
al control de las visitas, es prácticamente imposible apreciar el valor
artístico de este lugar entre tantísima gente, además de que a 20 metros de
distancia esta apreciación se reduce todavía más. Moviéndonos al ritmo de la multitud
logramos salir de la capilla para posteriormente – y ya por nuestra cuenta-
ingresar a la Basílica de San pedro. Entrando
nos dirigimos hacia la derecha donde se encuentra la escultura “La Piedad”
también de Miguel Ángel, en esta obra se retrata a la Virgen María sosteniendo
a Jesús ya muerto después de la crucifixión,
es una obra que transmite la tristeza y el dolor de una madre al perder
a su hijo, se aprecia a María fuerte y joven mientras que Cristo tiene un
semblante de derrota y su apariencia es la de un hombre mayor. Unos cuantos
pasos más adelante se encuentra el sepulcro de Juan Pablo II, uno de los más
visitados allí, casi al otro extremo y en el centro se levanta entre columnas
el altar, debajo de él se encuentran los restos de San Pedro, apóstol y primer
Papa según la iglesia Católica Romana. La basílica es impresionante en tamaño,
valor arquitectónico, artístico, religioso y también en lujo, está envuelta en
mármoles de diversos tipos y tonos, así como en obras de arte.
Intento en la medida de lo posible ser respetuosa con
aquellos que deciden formar parte de la iglesia, en este caso, específicamente
de la católica, trato de ser empática con lo que creen y la fe que profesan,
así como lo que esto representa para ellos, intento entender lo que sienten y
creen aunque yo no lo comparta y aunque en varias ocasiones sea una dura
crítica de las instituciones religiosas y me encuentre a mí mismo en acaloradas
discusiones sobre religión o instituciones religiosas, alguna vez formé parte
de una de ellas y recuerdo lo que me hacía sentir, bueno y malo. Me acerqué a
la figura de San Pedro y a través de mi le hice llegar las oraciones de y por
mi familia, aunque suene contradictorio, fui mensajera de la fe de otros y si
esto les hace bien a ellos, lo volvería a hacer con mucho gusto. A mí no me
quita nada, al contrario, de alguna manera me acerca en pensamiento a los que
más amo y que están lejos.
Creo que ni siquiera es necesario mencionar que en las miles
de tiendas fuera del Vaticano se puede comprar prácticamente de todo, rosarios,
medallas, estampas, postales, imágenes, agua bendita que vayan ustedes a saber
si en verdad sea bendita (la cual por cierto cuesta 15 euros!!!) y miles de
objetos religiosos y suvenires más.
Debo reconocer que nuestra visita al vaticano me decepcionó
un poco, no fue exactamente lo que esperaba, la cantidad de gente lo hizo aún
peor, con excepción de la Basílica de San pedro, el resto me desilusionó, lo
había imaginado mejor, muchos de ustedes estarán pensando que me siento así
porque no profeso la religión católica y no tiene un significado más allá del
arquitectónico o artístico y tal vez tengan razón, aunque, por otro lado,
posiblemente mi percepción sea un poco más objetiva. Por otro lado llamó mi
atención cómo los miembros de la iglesia católica visitan la sede principal de
su institución y el lugar donde habita, según sus creencias, la persona más
cercana a Dios, es una batalla entre “selfie-sticks”, la mayoría de las
personas espera su turno para acercarse a las estatuas de San Pedro o al
sepulcro del Papa Juan Pablo II para ser retratados o tomarse la típica
“selfie”, las áreas destinadas a la oración están prácticamente vacías. Me tomé
unos 10 minutos para observar a la gente desde la entrada de la basílica y no reflejan
en sus acciones el significado que este lugar debería de tener, haciendo un
ejercicio hipotético, si yo visitara el lugar más importante para mi fe, el
sitio donde se llevan a cabo los eventos más significativos para mi religión,
creo que no podría contener las lágrimas al ingresar, sin embargo, regularmente,
es recorrido como un punto turístico más. Mi crítica al respecto no va dirigida
a la iglesia, ahora se dirige a sus creyentes y –en mi opinión- a la falta de
seriedad y espiritualidad con la que se toman su visita a la basílica (aclaro
que estoy generalizando).
No terminamos, como hubiéramos querido, nuestra visita al
Vaticano porque tuvimos que correr para llegar a tiempo a nuestro siguiente
recorrido guiado por la ciudad de Roma, fue uno de los más interesantes,
visitamos el barrio Trastevere y el antiguo gueto judío. Se refiere a la zona
donde los judíos fueron segregados del resto de la ciudad (católica)
limitándoles los alimentos, el agua potable entre muchos otros recursos
básicos. Esto no es ninguna novedad, en
la mayoría de las ciudades europeas existen los barrios judíos históricos y
contemporáneos así como tampoco es una novedad, la persecución, intento de
exterminio y sufrimiento que ha tenido que pasar este pueblo. Pese al terrible
frío y viento que nos incitaba a meternos a algún café y abandonar el tour, lo
terminados y puedo decir que ha sido uno de los más interesantes y emotivos que
he hecho, tal vez se deba a que nuestro guía era un joven judío que estaba
visiblemente conectado con la historia de su pueblo. Para nuestra sorpresa,
dentro del barrio de Trastevere se encuentra la Basílica de Santa María, la
cuál fue la primera iglesia católica construida en Roma en el siglo III, al
lado está un edificio que por muchos años fue utilizado por las oficinas
papales las cuales fueron posteriormente trasladadas al vaticano, al frente
está la fuente de Santa María que es la más antigua de toda Roma (construida en
el siglo I) y como ya es costumbre en esta ciudad tiene la colaboración de uno
de sus artistas plásticos y arquitectos preferidos Gian Lorenzo Bernini.
Volviendo a la basílica, es un lugar impresionante, fue fundada bajo la unión
del pueblo judío y católico en el siglo I y contiene grandes obras de arte en
su interior así como uno de los mosaicos más espectaculares que he visto, esta
basílica sí es un “deber ver” cuando se visita Roma.
Allí finalizamos nuestro recorrido, decidimos recorrer un
poco el barrio Trastevere, es muy peculiar, hay muchísimos restaurantes y
bares, pero lo más interesante es su personalidad bohemia y medieval, en mi
opinión es una de los más bellos y vivos en Roma, tiene gran cantidad de
tiendas de artesanías, de arte y es más económico que otros barrios de este
ciudad. Allí cenamos y disfrutamos de una copa de vino mientras recuperábamos
nuestra temperatura corporal, después iniciamos nuestro largo recorrido a pie
hasta el hotel (aproximadamente 50 minutos).
Día 5
Este fue nuestro último día en Roma, tomamos un tour llamado
“La ciudad” y pese al terrible frío y viento que estaba soplando decidimos
aventurarnos muy motivados, en este recorrido visitamos la bella Fuente de
Trevi (y me pasó de nuevo, la imaginaba más grande) es de estilo barroco se
construyó en el siglo XVIII y fue
posteriormente restaurada en el año 2014 bajo el patrocinio económico de la
empresa de moda Fendi, tres veces a la semana se recogen las miles de monedas
que los visitantes lanzan a sus aguas, se dice que son aproximadamente tres mil
euros al día y se destinan a Cáritas, ésta es una institución de la iglesia
católica que tiene como objetivo ayudar a los más pobres y personas sin hogar,
al parecer el dinero que se recupera de esta fuente va en aumento cada año y es
que la tradición dicta que si lanzas una moneda volverás a Roma, si lanzas dos
iniciarás un nuevo romance y si son tres tendrás un muy buen matrimonio o
divorcio. Yo no arrojé ninguna y me dediqué a apreciar su monumental sentido
artístico mientras intentaba no congelarme. Una de las reflexiones más grande
que me dejó la visita a esta fuente no tiene que ver solamente son su valor
artístico, me hizo pensar en lo mucho que podemos hacer cada uno de nosotros si
unimos fuerzas, ¡una sola fuente recolecta más de 1.5 millones de euros al año!
¡Se imaginan lo que podríamos hacer por este mundo si nos lo propusiéramos!
Continuamos el recorrido por las bellas calles de Roma,
nuestro guía nos indicó donde los locales compran el mejor café, algunas
historias muy interesantes sobre sus callejones, visitamos muchas otras bellas
plazas con fuentes en su centro y finalmente llegamos al Panteón de Agrupa o
Panteón de Roma, allí entendí que mientras menos expectativas tengo sobre un
lugar más me gusta, ¡este es un sitio impactante! Se construyó aproximadamente
en el año 118 d.C. Es una planta circular que remata en su techo con una cúpula
abierta al exterior por el que penetra la luz y dibuja formas muy interesantes
en su interior, me es muy difícil describirlo, les recomiendo que busquen
algunas fotografías en internet, yo me sorprendí de la calidad arquitectónica
de este lugar y la perfección de su diseño que le ha permitido seguir de pie
por más de diecinueve siglos. Originalmente era un templo pagano dedicado a
“Todos los Dioses” en le Edad Media (608 d. C.) fue donado al Papa y convertido
en iglesia cristiana, es la primera vez que un templo pagano se convirtiera en
iglesia y hasta la actualidad sigue funcionando como tal.
Allí terminamos nuestro recorrido, decidimos volver
rápidamente al Vaticano para ver con calma la parte exterior y buscar a los
compatriotas de mi marido (La Guardia Suiza Pontifica) ya que en nuestra
primera visita no los vimos.
Como muchos otros, me había imaginado tomándome una foto
frente al Coliseo Romano o en la plaza de San Pedro en el Vaticano, pero la
realidad es que mis expectativas sobre esta ciudad eran muy altas y curiosamente
no sólo no me defraudó, sino por el contrario, ha sido una de las mejores
ciudades que he visitado. Su invaluable historia y aportación a la humanidad es
difícil de dimensionar, casi todo lo que conocemos, construimos, hacemos, en el
mundo occidental viene de estas tierras que dieron origen a uno de los imperios
más grandes e importantes y poder verlo y tratar de entender que ha estado de
pie por más de dos mil años –en algunos casos- me sigue generando muchas
emociones y la vez me pone a reflexionar sobre la evolució
n de las sociedades,
¿qué tanto hemos cambiado? En un sentido más profundo ¿realmente lo hemos
hecho? Para mí, estas preguntas son la tarea que me ha encargado la ciudad de
Roma.
En esta ocasión y por solicitud popular, agrego fotografías
al blog, espero que las disfruten.
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