Guía básica -de mexicana a mexicana- para sobrevivir en Suiza

No soy una experta en el tema, pero en estos casi dos años de vivir en este increíblemente hermoso y puntual país he aprendido- a veces a la mala-  algunas diferencias culturales que, al menos a las mexicanas,  pueden hacernos la vida más llevadera y con muchos menos momentos incómodos. Me hubiera ahorrado muchas situaciones bastante chistosas si alguien me lo hubiera advertido, no es que ahora intente quitarle la diversión a las próximas migrantes mexicanas, es sólo que me gustaría compartirles algunas de las aventuras que he vivido desde que estoy por acá. Nuestras diferencias culturales pueden llegar a ser abismales, aclaro, que no estoy comparando con el fin de encontrar cuál cultura es “mejor”, si algo he aprendido es que son esas diferencias las que hacen que la vida fuera de mi país valgan más la pena, de lo contrario sería bastante más sencillo y aburrido.
No tengo la intención de ofender a nadie, amigos y conocidos suizos que puedan entenderme, no se tomen nada personal, omitiré nombres y parentescos para evitar herir susceptibilidades.

El saludo y sus múltiples momentos incómodos

Los suizos tiene fama de ser una de estas culturas catalogadas como “frías” es decir, las personas tienden más a ser amables pero distantes, cordiales pero por cortesía y no por real interés, sin embargo las diferentes formas de saludarse son a veces un poco contradictorias, se acostumbra saludar a amigos cercanos y a algunos familiares con tres –sí, leyeron bien, tres- besos, ¡para mi parece interminable la secuencia de besos! Se supone que vengo de una cultura “caliente” pero nosotros no nos besuqueamos tanto al saludarnos. Bueno, tengo que aclarar que son pocas a las personas a las que se les otorga este “besucón” beneficio, la mayoría de la gente se saluda de mano, algunos miembros de la familia están dentro de esta categoría; primos, tíos y tías e incluso los abuelos. Entre el saludo de mano y los tres besos hay una enorme diferencia, que para ser honesta, aún no logro comprender en su totalidad, o su saludo es completamente formal con un apretón de mano como saludaría a cualquier desconocido o se besan al triple.  Después de casi dos años, a veces sigo olvidando esta costumbre y entonces se da ese típico e incómodo momento en el que me alejo pero la otra persona tiene la intención de continuar con los besos o lo que es aún peor, me acerco para saludar de beso y me extienden la mano o viceversa.
Recomendación: esperar un poco, observar cuidadosamente y adivinar cuál es la intención de la otra persona involucrada y después proceder.

Hay boda en la familia, ¡No alistes el vestido!

Como mexicana mi reacción natural es creer que voy a estar invitada a la boda de algún familiar cuando me entero de que se han comprometido, las bodas promedio en México, me atrevo a adivinar, tienen como invitados un mínimo de 100 personas y entre éstas se encuentran los parientes cercanos y frecuentemente los lejanos, así como amigos de la familia, incluso aquellos que tú como novio/a ni siquiera conoces pero que son requerimiento en la lista de invitados por parte de tus padres o suegros. En Suiza no es ninguna garantía el ser invitado a una boda familiar, por el contrario, lo más común es que seas requerido para la ceremonia religiosa, el aperitivo posterior y nada más. Por lo regular las bodas cuentan con aproximadamente 50 o 60 personas entre las que destacan los abuelos, padres, hermanos y sus parejas formales, damas de honor, padrinos  de bautizo y amigos cercanos. Por si no lo notaron los tíos y primos no están incluidos, así es, tíos y primos directos no son requeridos. Existen dos tipos de invitaciones para la boda, la primera es para los que acompañarán a los nuevos esposos durante todo los eventos, la segunda es para el resto de los invitados los cuales los acompañarán sólo en la ceremonia religiosa y un aperitivo posterior que consta de pequeñas porciones de comida (tipo botanas refinadas), champaña, vino y bebidas no alcohólicas. Después de terminada la boda religiosa, todos los invitados se reúnen para disfrutar con la pareja de este aperitivo, charlar un poco, tomar alguna que otra foto –aquí no se acostumbra vivir con el celular en mano- felicitar a los novios y después de un máximo de dos horas, el nuevo matrimonio y los invitados al resto del festejo se despiden para entonces ir a la fiesta. Aprendí, durante mi propia boda, que los familiares y amigos cercanos se organizan para hacer “presentaciones” a veces divertidas y otras románticas, ¿qué significa realmente esto?, aún no estoy muy segura, pero por experiencia propia puedo decir que en ocasiones hacen un baile, cantan una canción, proyectan un video con fotografías chuscas de los novios o hasta organizan algún tipo de actividad o juego con todos los invitados. A diferencia de una boda mexicana, el bailar como si no existiera un mañana y aventar el zapato junto con el ¨glamour¨ no son parte de la agenda en una boda suiza, esto depende mucho de la personalidad de la pareja y sus propios invitados, pero eso sí, olvídense de “Payaso de Rodeo” y de “No Rompas Más”.
Recomendación: No alisten el vestido ni manden el traje a la tintorería hasta haber recibido la invitación y asegurarse de que forman parte del selecto grupo de invitados a la fiesta.

¿Quedaron al medio día? Ya ve comido

Debo confesar que he estado a punto de morir de hambre en más de una ocasión, cuando alguien te invita a cualquier tipo de actividad ya sea en casa o al aire libre y quedan para encontrarse después de las 12:30 del día debes de entender que no habrá nada para comer, no al menos antes de las 6:30 de la tarde. Para mí el hecho de comer a las 12:00 es todavía imposible, después de tanto tiempo sigo con mi horario mexicano y a veces me cuesta trabajo acudir a reuniones de trabajo a la una de la tarde y no morir de hambre en el intento. Aquí se acostumbra que la comida sea al medio día y la cena a partir de las seis de la tarde y no después de las 8 de la noche, para mí sigue siendo un reto comer tan temprano cuando tengo algo que hacer o quedo con alguien entre la una y las 5 de la tarde porque se atraviesa exactamente mi hora sagrada de los alimentos, no tengo hambre a las doce y muero lentamente si me espero hasta las 6, entonces he aprendido a ingeniármelas y reorganizar mis horarios de comida cuando tengo algo en la agenda. No es muy común que las personas coman algo entre comidas, creo que al menos no tanto como en México y si visitas a alguien en casa y no fuiste específicamente invitado a comer o cenar entonces no se te ofrecerá nada más que algo de beber, olvida los totopos con su salsita, las papitas o cacahuates para acompañar la buena plática.
Aprovecharé este apartado para hablar sobre los desayunos, es increíble que aún después de tanto tiempo me siga molestando tanto lo que hay para desayunar en los cafés y restaurantes suizos y ni siquiera me mencionen los de buffet porque entonces sí me descompongo. Si quieres desayunar fuera de casa el menú será: pan –cuernitos si estás de suerte- mantequilla, mermelada y café. Los lugares que ofrecen un desayuno completo, ponen a tu disposición huevos cocidos o tibios y una tabla con quesos y carnes, entiéndase por carnes, embutidos. Un día fui invitada a un desayuno en un restaurante con un “gran bufet”, al menos esa fue la descripción que me dieron, el menú constaba de varios tipos de pan, mermeladas de diversas frutas hechas en casa, tablas de quesos, embutidos (salami, jamón, etc.), su famoso “muesli” que no es otra cosa más que granola con yogurt, coctel de frutas de lata, sí, de ese coctel que uno puede comprar en el super, huevos tibios, cocidos y revueltos, para beber, café, té, agua, leche y jugo de naranja. ¡Y no van a querer sabe lo que este “gran bufet” cuesta! ¿Dónde están las bandejas de guisados, los frijolitos y las ollas de menudo y pozole? ¡Olvídenlo! En fin, espero que ahora que lo he escrito, esto me ayude a verdaderamente asimilarlo y no volver a terminar desilusionada cuando salga a desayunar, cosa que honestamente me sigue pasando a pesar de saber lo que me espera.
Recomendación: Cuando salgas a desayunar no esperes nada rico, guarda tus expectativas para la comida o cena y a ver si no te quedan debiendo.

¿Vas a una degustación? Lleva dinero.

Hace algunos meses me invitaron a una degustación de cervezas suizas, eran puras cerveceras de la región reunidas en una lugar bastante insólito, una iglesia católica en desuso que ahora ha pasado a manos de privados y se renta para diversos eventos. Me llamó muchísimo la atención ir a conocer por dentro esa iglesia que desde afuera parece completamente normal y además degustar cerveza, pues era el paquete ideal. Para mí una degustación significa recibir de manera gratuita pequeñas porciones de alimentos o bebidas con la finalidad de darse a conocer, entendí que había que pagar para el ingreso y todavía lo vi como algo regular, sin embargo al entrar me di cuenta de que en realidad sólo había pagado 35 francos para entrar y recibir tres mini vasitos de cerveza, el resto lo tenía que comprar, ¡vaya degustación! ¡Pues así cualquiera organiza una y sale ganado! En Suiza un evento como este tiene por objetivo el ofrecer porciones pequeñas de alimentos y bebidas a un precio menor, pero no significa que vayas a obtener nada gratis, la próxima vez que te inviten a una degustación asegúrate de llevar dinero y bastante porque nada es barato en este lado del mundo.
Recomendación: nunca vayas sin cartera a eventos que “según tú” ofrecen servicios y productos gratis, fiasco seguro.


Mucho cuidado al decir “te invito a…”

Esta puede parecer más una diferencia lingüística que cultural, pero cuando le dices a alguien: “vamos a ir a un concierto el sábado, te invitamos” la otra persona va a entender que no sólo está invitada para acompañarlos sino que además pagarán sus gastos. En alemán se utiliza una frase similar a “puedes venir con nosotros” cuando quieres invitar a alguien a hacer algo contigo y el hecho de usar el verbo “invitar” implica que tú pagarás los gastos. Un día les platiqué a unas amigas que habíamos comprado boletos para un concierto en Zúrich y les dije: “están cordialmente invitadas si quieren acompañarnos” acto seguido, ambas me miraron con ojos de plato y me respondieron: “¿qué? ¿qué acabas de decir? ¿Por qué nos invitas? ¿Tienes boletos extras?” y entonces nació mi interés por conocer bien el significado de “invitar”. Afortunadamente ahora sé que para ellos significa que absorberé los gastos así que me limito a usar la fría frase “pueden venir también”.

¿Un día en el Spa? No, gracias.

Afortunadamente esta lección no la aprendí a la mala y fue por pura casualidad. Personalmente no soy muy afecta de las albercas, spas, saunas ni nada de esas cosas, así que la primera vez que me invitaron a pasar un “relajante día” en un spa me negué sin saber que había tomado una de las mejores decisiones de mi vida. El visitar un Spa o ir al “Wellnes” como le llaman en Suiza, es una de las actividades preferidas de mucha gente por estos rumbos, especialmente durante los fríos inviernos y/o después de esquiar, son lugares obviamente muy higiénicos, con albercas con agua climatizada algunas bajo techo y otras al aire libre con vistas espectaculares a los blancos Alpes, algunos ofrecen servicios de masajes, tratamientos relajantes, de belleza y por supuesto hay un sauna. Disculpen mi ignorancia, pero yo desconocía que la “normalidad” en un sauna suizo es entrar desnudo, sí, ¡desnudo! No quiero ni imaginarme cómo me sentiría sentada en el sauna completamente desnuda y expuesta platicando con mi familia política o los amigos y amigas de mi esposo. Lo siento, pero para mí la desnudez no se da de manera tan natural como para los suizos o la mayoría de los europeos. He vivido situaciones muy chistosas que me han tomado por sorpresa en las que mujeres y/o hombres se han probado ropa, nadado en ropa interior, se han puesto el traje de baño o hasta bañado rápidamente delante de mi en duchas públicas como las de las albercas y sin mayor pudor. Para mí el mostrar el cuerpo desnudo implica mucho y creo que tiene que ver más con la inseguridad y el temor a ser víctima de algún tipo de abuso sexual que por otra razón, pero así fui educada, no me desnudo ni me cambio de ropa delante de gente que desconozco e incluso ni de mis propios amigos a menos de que no tenga más opción y si se presenta ese caso, alguien me ayuda haciendo “casita” con una toalla.  Debo reconocer que me gusta la idea de ver el cuerpo y la desnudez con naturalidad, sin morbo ¡pero no estoy lista para hacerlo! ¿Se pueden imaginar la siguiente escena conmigo? Nos encontramos en México, específicamente en Chihuahua, decidimos ir a hacer una carnita asada a la orilla de la presa (supongamos que está lo suficientemente limpia) en pleno fin de semana de pascua y ya estando allí queremos entrar al agua, así que delante de toda la gente que nos acompaña y los desconocidos y con la mayor de las naturalidades nos quitamos la ropa y nos ponemos el traje de baño “rápido” para que nadie nos vea o aún mejor, nos tiramos “topless” boca abajo para tomar un poco de sol y porqué no, de frente también para broncearnos al parejo, bueno esto puede y es una escena común en los veranos suizos y bueno, tal vez yo no lo haría pero tampoco es algo que me incomode, pero de esto a sentarme a charlar en el sauna… hay una brecha aún muy grande.

Estoy consciente de que todo lo que me parece divertido sobre estas aventuras les parece de igual forma chistoso a los suizos cuando ven mis reacciones o escuchan mis comentarios, algunos de ellos tienen especial interés en conocer lo que opino sobre su cultura y sus costumbres, no sé si para bien o para mal, no podrán entender este texto, lo relevante es que estas diferencias le dan sabor a la experiencia.

Saludos desde la fría Suiza


Comentarios

Lo más leído