De Texturas y Recuerdos

          Es casi irreal la manera en la que ciertos olores nos llevan a momentos de nuestro pasado, traen a nuestra mente a personas y hasta nos hacen sentir de nuevo aquellas  sensaciones que creímos haber olvidado, pero nunca había sido una textura la que me recordara, con tanta nitidez, a alguien. Fue durante la búsqueda del vestido que usaré en mi boda que descubrí que los hilos entrelazados también pueden revivir a la gente que quieres. Ya me había probado varios vestidos -9 para ser exacta- sin encontrar aquel que me hiciera sentir tan cómoda como en un domingo cualquiera, vi en un maniquí un vestido que no llamó mi atención en lo más mínimo y cuando la vendedora lo traía colgando de su brazo hacia el probador pensé: -ya de verdad no sabe ni que enseñarme, este vestido no es lo que quiero- con desgana me lo probé sólo con la intención de no ser grosera, lo ajustó a mi cuerpo y por supuesto que no sentí nada especial, salí del vestidor y curiosamente no busqué las miradas de mi querido y solidario “Team Bride” por el contrario, fui directo al espejo. Mis ojos se enfocaron en una hermosa textura que acompaña una parte del vestido y en ese momento me di cuenta de que mi abuela estaba allí. La recordé tejiendo con hilo grueso las “carpetitas” que decoraban sus burós, el tocador, la mesita de la sala; una de ellas guardo como la mejor herencia. Mis ojos se llenaron de lágrimas y reconocí que este momento “cliché” me estaba pasando, lo había encontrado, me había vestido mi tan querida abuela y en ese momento me envolvía diciéndome que estaba conmigo, pude sentir su inmenso amor, presencia y alegría por el momento que estoy viviendo.

Estoy segura de que no compré el vestido más bonito, compré el que me hace sentir acompañada, tan cómoda, que quisiera ir con mi prima a la plaza de Aldama a matar mayates.

DEP. Trini

Cliché: 3. m. Lugar común, idea o expresión demasiado repetida o formularia. RAE