Extrañando
Extraño al amor, ese que ante todo te ciega, el que hace parecer todo perfecto aunque sólo sea una cuestión de tiempo, el que provoca una energía capaz de hacer posible lo imposible y que a ratos te hace sentir la heroína del amor.
Extraño la complicidad en los ojos, el amor entre las manos, la cuáles, tenían su propio lenguaje; círculo con un dedo en la palma de la mano es un “te amo”, jalar con fuerza tus dedos contra los míos “te necesito”, simplemente entrelazar nuestros dedos “quiero estar a tu lado”.
Extraño las risas siempre acompañadas de miradas amorosas que nos recuerdan cuanto nos amamos y qué bien la pasamos, esa necesidad imperante de estar a tu lado, de compartir contigo cualquier tontería que se comenta alrededor y poder volver a esas risas amorosas.
Extraño el simple descanso de tu mano sobre mi pierna, es simple y me dice que estás allí, que quieres esta allí y que te sientes cómodo, apacible, amado.
Extraño caminar tomada de tu mano, cuando yo era todo el mundo para ti, cuando no existía nada más bello, interesante, cuando yo era tu ayuda, tu amiga y amante.
Extraño al amor, pero no al rutinario y desgastado, no al que me dice que estás allí porque tu ropero sigue lleno, no al que me hace sentir amada únicamente cuando me acerco a preguntarlo.
Estoy triste, creo que extraño al amor.
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