Rutinario

No es sólo la ausencia que se impone fría y redundante, ni la rutina vulgar y sobre citada; no se trata de la cercanía tan lejana que se crea alrededor de la convivencia diaria, es más sobre esa proximidad sincera que no se ve pero se siente. Estás a mi lado, en tu lado, ni siquiera nos miramos; respiramos el mismo aire y lo sabemos.

Es sobre ese momento, en el que me miras, cuando nuestros ojos se cruzan y saben que siempre estuvieron conectados, cuando accidentalmente nuestras manos se rozan cual parte fortuita del cohabitar y lo sentimos por todo el cuerpo, es sólo sobre ese momento en el que siento el calor de tu cuerpo a mi lado y sé que lo emites por mí. 
Es curioso como hemos vulgarizado la rutina, esa costumbre intima que nos recuerda por segundos por qué seguimos de la mano, a veces sin mirarnos, sin hablarnos.

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