20 años
Hasta el momento, agradezco el recibir
cartas y/o postales vía correo tradicional, me provoca imaginar el largo viaje
que han tenido que recorrer para llegar a la puerta de mi casa y es un deleite para mi vista el leer manuscritos impregnados de personalidad. Atesoro varias
cartas, muchas escritas por mi padre en una antigua máquina de escribir de su
propiedad, inspiradas en la lejanía y a la distancia, lo mantuvieron de cierta
forma presente. Sus habilidades para la escritura siempre han sido una de sus
cualidades; claro, conciso, pertinente. Por muchos años pensé que mi gusto por
la escritura (me niego a denominarla habilidad en un intento por no sonar
antipática) provenía de la herencia de mi padre y sí, tal vez así sea. Fue hasta hace muy pocos años que descubrí
que aún más atrás generacionalmente, hubo otro escritor en la familia. Un día
escudriñando entre las pertenencias de mi tía Josefina- recién fallecida- mi
querida tía Avelina me enseñaba viejas fotografías, documentos de propiedad de
ganado con fechas cercanas a las revolucionarias y entre esos valiosos
recuerdos, me mostró los escritos de mi tío Simón. No recuerdo con mucha
claridad su rostro, tengo memorias vagas sobre él, sé que estuvo enfermo por mucho
tiempo, lo recuerdo sentado en la sala de su casa con una cobija en las
piernas, desafortunadamente falleció cuando yo aún tenía muy corta edad. Sus
escritos van desde pequeñas frases con una rima peculiar y chistosa hasta
poemas elaborados cuidadosamente. ¡Fue muy sorprendente para mí el descubrir
que tuvimos un poeta en la familia!
No sé con claridad porqué lo hice, pero en
1995 compré un cuaderno marca Scribe de portada dura y color rojo, no fue una
fácil elección, recuerdo ir decidida a comprar una libreta que guardara entre
sus hojas lo que tenía que decir a través de las letras, vi varias opciones y
ninguna me convencía, elegí ese cuaderno rojo, primero, por su portada firme y
segundo, por la forma en que se ve en su interior el hilo con el que están
unidas sus hojas. Me pareció un poco el estilo tradicional mezclado con un
toque moderno (modernidad: les estoy hablando de la época de los 90´s).
Decidida lo compré con la certeza de que me acompañaría por muchos años y así
ha sido. Mi primer poema no lleva
título, lo escribí la noche del sábado 15 de abril de 1995 y aunque lo pueden
encontrar en el archivo de este blog, lo comparto aquí mismo:
Entre el cielo inmenso te encontré
Como
la estrella más brillante
Como
la más sensible del espacio;
Te
observé durante horas
Miraba
cómo iluminabas mi ser
Con
tu eterno brillo
Comenzaste a llenarme de luz
Comenzaste a llenarme de luz
Sentí
un inmenso brillo en mí;
Dejé
de observar
Y
cuando te quise encontrar
Ya
no estabas allí.
Tu
luz se apagó,
Mi
luz se voló por un viento lejano
Buscándote
No
sé por qué pasó
Te
extraño
Te
necesito
He
abierto muchas puertas
Esperando
encontrarte detrás;
En
todas hay obscuridad y frío
No
puedo respirar si no te encuentro
¿Dónde
estás?
No hace falta detallar lo que me inspiró
para escribirlo, sólo diré que hablo de la esperanza, esa que a veces nos
acompaña de la mano y que hay días –o noches principalmente- que nos abandona
momentáneamente para acompañar a alguien más –quiero creer-.
Confieso que en mis primeros intentos por
expresar lo que mi cuerpo y mente sentían fueron muy complejos, las
palabras brotan sin rima, ritmo, metro ni estructura y grandes escritores como
Mario Benedetti y Jaime Sabines me han enseñado que la poesía libre también es
una opción válida, para mí, la importancia radica en la expresión de las
emociones y convencida de que mis textos nunca verían la luz pública, decidí
escribir y escribir. Es una terapia, un momento de introspección, de diálogo
conmigo misma, me ayuda a identificar lo que siento, lo que quiero y lo que no
quiero; al leerme, imagino los lugares, sus colores, texturas, olor, puedo
sentir el aire soplar en mi rostro y trasladarme a espacios inexistentes. Para
mí, eso es suficiente. Durante más de quince años, mis letras estuvieron
guardadas entre las líneas de este cuaderno rojo, yo era su única lectora
asidua y un día, sentí la necesidad de compartirlos con unos pequeños seres que
han cambiado mi vida, mis sobrinos. Tuve muchas dudas, temor, sentí que me
desnudaría, que debía seleccionarlos con cuidado, omitir algunos, modificarlos.
Y entonces, así sin más, empecé a trabajar en mi propio blog sin considerar, al
inicio, lo público que este sería. Todavía tengo dudas cuando voy a compartir un
texto, el estar al escrutinio de los demás no es sencillo, pero con el paso de
los años me he dado cuenta de que la gente es benévola conmigo, me han dejado
siempre comentarios que me llenan el alma y aprovecho para agradecérselos,
comprenden que no soy escritora por formación sino por afición y hasta allí
llega mi intención (¿Qué les pareció mi rima?)
Estoy celebrando 20 años de palabras,
letras, textos, poemas, ensayos y lo único que puedo pedir es que vengan muchos
más, propios y ajenos, que nos engrandezcan el espíritu. Si les he animado
algún momento de tristeza, les he dejado la semilla de la esperanza en momentos
de obscuridad o si simplemente han disfrutado el leerme, con eso ha valido la
pena.
¡Gracias a todos! ¡Gracias a mis "groupies" y amigos por tomarse el
tiempo de dejarme lindos comentarios! ¡Gracias por compartirlos más adelante! ¡Gracias por leerme!
¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias!
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